domingo, 26 de marzo de 2023

Independencia.

Hoy es domingo, Ale está en la calle jugando con los niños de la plaza. Estoy muy contenta con su evolución. Está cada vez más independiente, más maduro y más autónomo. Sale de vez en cuando, los viernes o los sábados con algunos niños pero poco. Antes yo le dejaba salir solo, se iba a dar una vuelta por las tardes a ver si se encontraba a alguien conocido o iba a comprar al kiosko o se cogía su bici y se iba a casa de su abuela y volvía a veces de noche. Él sabía defenderse o eso parecía. Como repitió sexto curso, (más por falta de madurez que por conocimientos académicos), yo le instaba a ir solo al cole y volver solo a casa al finalizar este. No está lejos pero debe andar unos 10 o 12 minutos. Empezó el instituto el curso pasado. Va al Cristobal de Monroy, uno "normal" porque fue lo que me recomendaron su tutor y la PT del cole. Yo valoré que fuera a un aula especial que hay en un instituto aquí en Alcalá (Leonor de Guzman) pero ellos me dijeron que él debía recibir una enseñanza convencional. Y eso hice. Su centro está a 6 ó 7 minutos de casa y se iba solo hasta allí y volvía solo. Pero un día una vecina al verme pasar por su puerta me paró y me dijo que su madre había visto como unos niños habían rodeado a Ale, le empujaban, le ponían zancadillas y se reían de él. Y su hija me contó también que le molestaban en el recreo y le obligaban a hacer cosas que luego supe que él no quería hacer. Pedí una tutoría presencial y dejamos constancia por escrito de lo que estaba sucediendo. Afortunadamente el tutor me tranquilizó. Me pareció entender que él ya se había dado cuenta y que ya estaba tomando medidas aunque en ese caso no sé por qué no me llamó para contadme lo que estaba pasando. Según me dijo había puesto a un niño de su confianza a estar pendiente de Ale en el recreo y había hablado con los niños que se estaban burlando de él. Yo me reduje la jornada de trabajo de las siete horas y media que hago a 5 diarias, porque afortunadamente puedo hacerlo, para acompañadle a la puerta del instituto y esperadle en la puerta a la salida. Pedí una cita con la orientadora para cambiadlo al Leonor de Guzman, el centro que tiene un aula específica para niños con dificultades especiales. Fueron momentos tensos, duros y de mucha incertidumbre. No estaba segura de lo que hacía. La orientadora me decía que Ale no tendría un título pero yo estaba convencidísima de sacadle de aquel sitio que estaba acabando con mi felicidad y yo entendía que también con la suya. La orientadora me dijo que el cambio es un proceso largo y que lo mismo conseguíamos cambiadle para el curso siguiente. Yo quería que se cambiara inmediatamente y me moví todo lo que pude para conseguidlo. Tuve que firmar unos documentos y aceptad el cambio sin posibilidad de volver al instituto "normal" en un futuro. Dudaba pero creía que era lo mejor. En esto llegamos al fin del primer trimestre y un par de profesores o tres me mandaron unas notas al ipasen diciéndome que Ale estaba mejorando mucho, que estaban contentos con él y que se estaba adaptando muy bien en clase. Ahí lo vi claro y decidí que ya no quería que cambiara de instituto. Llamé a la orientadora y ella, tan amable como había sido desde el principio, me comprendió y lo echamos todo atrás. Ahora tuve que firmar para no volver a cambiar de opinión al menos en dos años. A raiz de eso que pasó ya no le dejé a Ale salir a la calle sin mí o sin yo saber exactamente dónde estaba y con quien y siempre llevándole yo y recogiéndolo yo. El viernes pasado se fue con un amigo al centro comercial y volvieron los dos solos. Hace un mes he dejado de acompañarle al cole.

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